"Siempre confío en un perro al que no le gusta una persona y nunca confío en una persona a la que no le gusten los perros". La confianza siempre está a prueba, se renueva, se da y se quita, se gana o se pierde a cada minuto. Cuando las pruebas son numerosas y continuas, a favor de la confianza, las dudas, suspicacias, y controles decrecen, y el tiempo dedicado a todo ello se puede emplear en otras cosas más satisfactorias. De ahí que la confianza reduzca los tiempos, ahorre energías y aporte a las relaciones. La confianza nos permite dejar de pensar, dejar de preocuparnos, y nos ayuda a relajarnos y a fluir con nosotros, con los demás y con la vida. La confianza puede ser fuerte o débil de acuerdo a las acciones de la otra persona para con nosotros y viceversa, o en base a nuestras acciones para con nosotros mismos. Es un ciclo continuo, una inversión que hay que cuidar si queremos que perdure. el problema está en las expectativas que nos marcamos, más bien en si se cumple